Dejamos atrás Hoima para seguir nuestro camino hacia el sur. Para ello, bordearemos la frontera con el Congo y atravesaremos el Queen Elisabeth National Park.
La primera parada es Fort Portal. Es una ciudad amable y bonita situada en un entorno compuesto por campos de cultivos, como no, de plátanos y grandes extensiones de campos de te. De fondo se divisan las Rwenzori, también llamadas montañas de la luna. Llegamos en un abarrotado matatu, que tardó más de cuatro horas en recorrer los 150 kilómetros que había entre ambas ciudades y en el que casi pierdo la salud de las fatiguitas tan malas que me entraron. Según la R.A.E. los matatus son furgonetas con tres o cuatro filas de asientos y en los que cabe todo el mundo, literalmente. Solo salen cuando están llenos. Muy llenos. Además, van parando para que suban y bajen pasajeros y su correspondientes equipajes, claro está. Llegamos a contar veintidós personas y dos bebés.
A unos pocos kilómetros al Este se encuentra Kibale National Park, que con 795 kilómetros cuadrados de extensión alberga la población más grandes de primates de África, y es conocido por ser el mejor sitio del mundo para ver chimpancés salvajes.
Tras pasar un día en Fort Portal, establecemos nuestra base en el Lago Nkuruba, situado en una región conocida como Crater Lakes, que como su nombre indica, son viejos volcanes ahora ya inactivos cuyos cráteres han sido ocupados por enormes cantidades de agua, dando más vida a la zona si cabe. Nos alojamos en el Lake Nkuruba Reserve Community Campsite, en una austera cabaña sin luz ni agua, en la misma orilla del lago y rodeados de enormes árboles donde habitan mil monos de todos los tipos y colores como babuinos, colobuses varios, etc…que nos visitan cada mañana para comer los tiernos brotes de los árboles que tenemos justo delante de la cabaña. El escándalo que provocan es notable y los tenemos tan cerca que los podríamos tocar.
Por la noche la sinfonía ensordecedora corre a cargo de grillos y ranas que no pararán hasta el amanecer.
El sitio es realmente increíble y decidimos pasar unos días para descansar y relajarnos. Desde allí, los días posteriores los dedicamos a explorar la zona. Visitaremos otros lagos como Nyinabulitwa o el Nyinambuga, y pequeños pueblos como Rwaihamba y Rweetera donde asistiremos a un concierto y donde pronto nos volveremos a convertir en el centro de atención. ¡¡Hasta el cantante nos mira mientras entona esos ritmos tan africanos con pasión!!
También atravesamos el Parque Nacional de Kibale a través de una carretera pública que lo cruza, con una moto que nos deja el chico del camping, con la esperanza de ver algún chimpancé despistado, pero no hay suerte. Incluso conseguimos colarnos en un lujoso resort a la entrada del parque, pero allí tampoco hay suerte.
Han sido unos días de relativo descanso en los que hemos recargado las pilas y lavado ropa, que ya hacía falta.
Para continuar el camino hacia el sur, volvemos a Fort Portal desde donde cogemos un matatu hasta Ishaka. Atravesamos el Queen Elizabeth por la carreta principal y tenemos la suerte de ver una manada de elefantes a lo lejos. Nos quedamos en Ishaka para tratar de ver algún chimpancé en el Kalinzu Forest. Llegamos en boda boda, y nos cuesta bastante encontrarlo. Es un bosque muy frondoso y al que accedemos con la ayuda de Frank, un guía oficial de unos cincuenta años de la National Forest Authority al que le cogió tarde la noche anterior, armado con un afilado machete con el que va abriendo parte del camino. A la media hora de estar entrando en la espesura, recibe una llamada de un compañero guía diciéndole dónde hay un chimpancé. Cuando llegamos solo somos capaces de ver uno de sus brazos en la copa de un árbol enorme y nos dicen que se trata de una hembra con su bebé y que probablemente bajará en busca de alimento en unas dos horas. Como si se hubieran puesto de acuerdo, tras dos horas de espera bajo el árbol, la mona sale del nido donde se encuentra y va de rama en rama con la cría abrazada a su pecho. ¡¡Es una imagen de lo más emocionante!!
Frank empieza a seguirla y nosotros detrás de él durante más de una hora. En un momento, Ara se acerca y un enjambre de hormigas sube por debajo de su pantalón mordisqueándole las piernas. Solo había una manera de arreglarlo. ¡Pantalones fuera y Frank y yo quitándole las hormigas a manotazos! Después de esto, la chimpancé baja del árbol y caminando se pierde en la espesura del bosque. Satisfechos y mordidos, damos por finalizada la experiencia.
Si Uganda es La Perla de África, según Stanley, el Sur del país es La Madre de la Perla, según Lonely Planet. Para gustos los colores…a nosotros el Norte nos ha fascinado pero es innegable la belleza y exuberancia del Sur. En cualquier caso, es un país que no te dejará indiferente.