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Siguiendo el rastro del Nilo

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Tras dejar atrás a los Karamajones, nos dirigimos hacia el Parque Nacional de Marchison Falls. Para hacer este trayecto hacemos una escala técnica en Lira. ¡¡Aquí los kilómetros son muy largos y los caminos terribles!! Nos alojamos en un básico hotel en cuyo salón hay unas treinta personas esperando para ver el Arsenal-Liverpool de la liga inglesa, algunos con sus camisetas y todo. Durante el partido oiremos sus gritos desde la habitación como auténticos hooligans ingleses. Mientras, fuera, otra tormenta cae como si no hubiera mañana.


La siguiente parada será Masindi, a las puertas del Murchison Falls National Park. Es un pueblo al que se accede por un paseo lleno de árboles, rodeado de verdes plantaciones y gente caminando, como en todos los sitios por aquí. Los boda-boda (mototaxis), con al menos tres ocupantes en el mejor de los casos, esquivan a los peatones y se meten entre los coches peligrosamente para llegar a sus destinos.


Entrada a Masindi



Ya por fin, nos dirigimos al parque. Una entrada con dos colmillos enormes de elefante nos recibe. Hay muchos guardas armados velando por la seguridad y controlando la entrada al mismo y es que lo que alberga es un auténtico tesoro. Accedemos por unos caminos plagados de frondosos árboles entre los




que saltan familias enteras de babuinos que nos miran con recelo. Bukenya nos advierte que tengamos cuidado con las ventanillas porque podrían entrar al coche y con los colmillos que tienen nos es plan de arriesgarse a un mordisco de uno de estos bichos. Aunque nos esperaba otro bicho peor…la mosca tse tse!! Atravesamos una zona en la que hay bastantes y alguna se cuela en el coche. Empieza entonces la guerra para matarlas sin que nos piquen…y a partir de ahí, ventanillas subidas y un calor terrible.



Bukenya observando una trampa para moscas tse tse.



Lo primero que haremos será subir al Top of the Falls en una corta pero dura subida debido al calor que hace. Merece la pena porque las vistas del Nilo desde lo alto son espectaculares. Ya lo vimos nacer en una de sus fuentes y ahora lo vemos en el tramo que va desde el Lago Victoria al Lago Alberto en lo que llaman el Nilo Victoria.


Vista de las Murchison Falls



Esa noche nos quedamos en un camping junto al Nilo desde donde se oyen todo tipo de ruidos de animales y donde un facóquero intentó entrar en nuestra tienda guiado por el olor del chorizo y el jamón que guardamos con recelo para cuando vengan las vacas flacas. Tenemos que sacarlo de allí con la ayuda de uno de los chicos del camping. Mientras alumbraba con la linterna vio cómo un hipopótamo daba su paseo nocturno entre las tiendas. Nos vamos a dormir pronto con la tranquilidad que da tener unas paredes de tela protegiéndonos, porque antes de que amanezca hay que estar cruzando el río que nos lleve a la zona donde se concentra la mayoría de animales del parque.


La noche pasa rápido y pronto estamos en el ferry cruzando al otro lado. Bukenya tira de su habilidad y consigue un guía oficial que vendrá con nosotros en el coche rastreando dónde están los animales. Es un hombre de dos metros vestido de verde militar y cargado con un AK47 que mete con él en el coche (y con nosotros). Es un bonito paseo en el que tenemos la suerte de ver un leopardo y una leona merodeando a un grupo de gacelillas despistadas. También vemos elefantes, jirafas, búfalos y muchos tipos de antílopes campando a sus anchas por el parque además de cientos de aves de distintas especies.





Con esto damos por terminada la visita al Murchison Falls pero hay que salir antes de las doce para que no nos cobren un día más así que Bukenya, de nuevo, cruza el parque a toda pastilla por las pistas de arena esquivando monos, baches y moscas tse tse. ¡Lo conseguimos!


En un principio nuestra idea era volver a Kampala pero decidimos finalmente seguir hacia el sur y nos quedamos en Hoima. Llega el momento de despedirnos de nuestro amigo Bukenya que nos ha acompañado en los últimos seis días. Lo recordaremos los próximos días con alegría.


En Hoima nos hemos sentido por primera vez no bienvenidos en alguna ocasión. Ahora el amable “mzungu” del norte, nos lo dicen de otra manera. La ciudad no es bonita y el ambiente tampoco. Nos vamos pronto a la cama con ganas de que acabe el día y la primera etapa del norte de Uganda.

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